Todo lo que necesita para limpiar joyas de oro es:
- unas gotas de detergente
- un recipiente con un poco de agua tibia
- un cepillo de dientes de cerdas suaves
El procedimiento es sencillo: primero vierte unas gotas de detergente en el recipiente donde has puesto el agua caliente.
Ahora, remuévelo suavemente y déjalo en remojo entre 15 y 20 minutos, para que la solución actúe y el agua se enfríe.
Si tienes un cepillo de dientes viejo, con cerdas muy suaves, puedes usarlo para cepillar suavemente las grietas de la joya u objeto de oro.
Por último, aclara con agua tibia y seca con un paño suave, limpio y sin pelusas.
En cuanto al oro blanco, hay que hacer una premisa desde el principio: el oro en la naturaleza es AMARILLO, y de un amarillo oscuro... Así que cuando hablamos de oro blanco, estamos hablando de una aleación compuesta por 750 partes de oro amarillo y 250 partes de otros metales blancos, lo que lleva el color resultante a un blanco amarillento. Para conseguir que sea más BLANCO, una joya durante el acabado se somete a un baño galvánico llamado RODADO, que es un tratamiento superficial para darle más brillo.
Dicho esto, podemos limpiar y desengrasar las joyas de oro blanco con el mismo sistema de agua caliente y detergente, pero para devolver el color brillante al oro blanco, tenemos que acudir a un profesional y rodiarlo.